Tailandia era cálida, acogedora y plagada de mujeres de dudosa reputación. Era el destino perfecto para el patán perezoso de marido, pensó Mary Lincoln, a medida que ambos avanzaban lentamente hacia Wat Mahathat, envueltos en el tipo de calor sofocante que sólo se puede experimentar en un autobús turístico de gama baja, en un caluroso día de verano. Sentado a su derecha, su marido disparaba ansiosamente fotografías al paisaje de la ventana.

Durante los últimos cuatro días la posibilidad de un divorcio se había asentado en su mente, y comenzaba a tomar una certeza definitiva. Estas habían sido unas vacaciones terribles. Primero había sido la azafata en el aeropuerto, luego el personal de limpieza en el hotel. A continuación, su guía turístico, la abogada que habían conocido durante un almuerzo, y, finalmente, la mujer que dirigía la tienda de zumos enfrente de su hotel. En total, Mark era como un adolescente fuera de control. Las cosas habían ido mucho peor de lo que había sido su último viaje desastroso a Canadá. Esto había sido la gota que colma el vaso.
 said on
November 25, 2012
mèndà

your name:

leave a comment:


status....