Al salir de la sala de juntas, Lili Wang frunció el ceño y maldijo en voz baja a Zhang Ping. Desde que comenzó como becario de su departamento, había seguido un ritmo meteórico, escalando puestos y dirigiendo un proyecto tras otro, creando un aura de seguridad y alabanza que le aseguraba la promoción fuera de los canales normales, propios de su posición. Y ahora, a medida que empezaba a congraciarse con los supervisores de Lili, incluso se permitía ausentarse a las reuniones que ella le asignaba, o llegaba tarde. Ignoraba sus tareas o las modificaba a capricho. La paciencia de Lili se había agotado.
Y así, con una crueldad que le sorprendió incluso a ella misma, Lili ordenó a su secretaria que organizase una reunión con Zhang esa misma tarde. Sería la última. El último intento de saltarse su autoridad con el presupuesto de la oficina lo había marcado para morir. Lili no pensaba tolerar su presencia por más tiempo.